Mucho más que en la ciudad, en los ámbitos rurales el agua, como recurso paisajístico, es gravitante en la configuración del espacio. Aprovechar el agua como elemento imprescindible en favor de la vida reclama sabiduría e ingenio, por lo que el adecuado manejo del agua como preciado recurso natural instaura una estrecha forma de relación entre las comunidades que dependen de su acción benéfica, expresada en los molinos de agua. En Chile, este singular patrimonio hidráulico puede ser reconocible en localidades tan distantes y diversas como Pañul, La Unión, Chiloé, entre otras.
Al margen del nivel de reconocimiento que han logrado en su manifestación material, los molinos chilenos se han convertido en importantes agentes de subsistencia en ciertas localidades. Pero también se manifiestan en la dimensión inmaterial, ya que inciden en grado importante en el ámbito de la economía campesina, en la tradición local, en su historia y, sobre todo, en su identidad. La suma de estas cualidades les torna atractivos tanto para especialistas como para un público sensible que aún los valora.
Por ello, para rescatar su importancia y valorar su existencia es que desde el día 31 de marzo al 14 de abril, en Castro, se efectuará, en las dependencias de la Biblioteca Pública “Martina Barrientos Barbero”, una exposición sobre los molinos de agua en Chile, denominada “Molinos de Agua en Chile. Vestigios patrimoniales de una artesanía extinta”, que considera para el día de su inauguración, una charla sobre este patrimonio ingenieril y campesino en el molino de agua del propio museo. Dicha charla estará cargo del equipo encabezado por el Dr. en Arquitectura Antonio Sahady Villanueva, del Instituto de Historia y Patrimonio de la Universidad de Chile y desde ya se hace una cordial invitación a toda la comunidad a presenciar esta exposición.
